revista de actores y actrices en movimiento
2014 - año IV
Estaba, como cada día a primera hora, escuchando esas constantes y devastadoras noticias con las que nos dan los buenos días cada mañana los noticiarios, los informativos, la prensa escrita, la virtual, los programas de televisión empeñados en contar con expertos que de nada saben… noticias sobre desahucios, quiebras, procesos judiciales de casos de corrupción, devaluación del país, deterioro de la sociedad, etc… cuando me vino a la cabeza una idea que en principio me pareció genial pero que después de un tiempo no muy largo de reflexión, me pareció realmente una barbaridad. Se me había ocurrido que eliminando los intereses se podía solucionar el peso de la losa de la deuda en la que estamos atrapados. Esto es, que de las deudas existentes sólo se pagara el principal, y que desapareciera la obligación de pagar intereses. Esto para gobiernos, empresas y particulares. ¡Que locura! Pero aún así, ese mismo día debía verme con mi amigo y él sabe mucho de esto, así que, pese a sentir que iba a hacer un ridículo espantoso, cuando tuvimos un momento de tranquilidad se lo conté y ¿qué paso? Pues… que me llevé una sorpresa inimaginable.
EDUCACIÓN FINANCIERA
por Ángel Maestre

Ángel Maestre es Actor, docente y Asesor financiero, económico y fiscal
Nº 18: El efecto de los intereses.
La perversidad del sistema monetario.
(Parte 3ª y Final)

Tal y como prometí, aquí estoy de nuevo para, aprovechando la tranquilidad con la que el mes de agosto me suele acariciar, continuar escribiendo sobre el efecto de los intereses. En este artículo quiero contaros por qué el sistema monetario en el que estamos inmersos, capitaneado por “el interés”, genera la necesidad de un crecimiento permanente y por qué hace que la riqueza se concentre en una minoría, gravando a la inmensa mayoría.
En primer lugar, utilizando la historia del “centavo de José”, que introduciré a continuación, se demuestra la imposibilidad del sostenimiento real del interés compuesto, algo de importancia vital para entender sus efectos.
Esto es, si José hubiera invertido un centavo de dólar el día que supuestamente nació Jesucristo al 4% (interés compuesto), para el día de la independencia norteamericana su valor habría aumentado hasta ser igual al de una bola de oro macizo con el peso de la mitad del planeta Tierra. En el año 2002, tendría el valor de 2.252 bolas de oro del peso de la Tierra. Si el interés compuesto hubiera sido del 5%, en el año 2002 (es hasta este año donde están hechos los cálculos), el centavo de José habría alcanzado el valor de 470 mil millones de bolas de oro del peso de la Tierra.
Hago un apunte para los curiosos: el oro está calculado a 300 $ la onza (año 2002), lo que es lo mismo que 9.375 $ el kilo. El peso o masa de la Tierra es de 5.973 Kilos seguido de 21 ceros. La independencia norteamericana fue en 1776, el valor de la inversión de José al 4% hubiera alcanzado los 29.692 Millones de billones de $, o lo que es lo mismo 29.692 seguido de 18 ceros.
Esto supone que aunque el nivel de vida real pueda permanecer estancado o incluso retroceder, el sistema monetario está en un crecimiento continuo. La necesidad de crecimiento perpetuo es algo que la sociedad moderna da por sentado pero que por el motivo que sea no se asocia con el interés ni con el sistema monetario.
El tercer efecto que los intereses generan (el primero era el fomento de la competencia, visto en el artículo anterior; el segundo efecto es la necesidad de crecimiento perpetuo, vista en este mismo capítulo) es la concentración de la riqueza en una minoría, riqueza que continuamente se transfiere desde la gran mayoría.
¿Quién forma esa minoría?, pues la forman las personas y organizaciones más ricas del mundo, esta minoría es propietaria de activos que devengan intereses, y tal y como se ha visto con el “centavo de José”, reciben y reciben, acumulan y acaparan.
¿De quién reciben esa transferencia continua de fondos y riqueza?, pues de la gran mayoría, formada por la clase media principalmente, ya que esta clase tiene más acceso al crédito. Las clases que generan menos ingresos también transfieren pero en menor medida ya que estas clases no tienen la posibilidad de endeudarse en importes relevantes.
La situación media en países de nuestro entorno es la transferencia sistemática de la riqueza del 90% de la población al 10% restante.
Debemos olvidarnos de que los ingresos por clases sociales se deben al grado de inteligencia o capacidad de trabajo de las mismas, este es el argumento que se defiende por las clases privilegiadas, pero no es cierto o al menos no en una medida significativa. La verdad es que el enriquecimiento indecente de unos a costa de los otros es motivado principalmente por el sistema monetario en uso.
Actualmente estamos viviendo una crisis, o al menos así es como nos lo quieren hacer ver a la mayoría de los ciudadanos, pero no es una crisis, no. Es una revolución de las minoría que compone la élite financiera que, amparados en el poder financiero y por ende, el político, van tomando decisiones que van transformando al pueblo en siervos atemorizados y empobrecidos. Estamos volviendo a la Edad Media: recorte de libertades, recorte de derechos, empobrecimiento creciente, etc.
En definitiva, el tiempo pasa y las palabras de quienes gobiernan mienten sistemáticamente ganando tiempo para conseguir lo que ya es un hecho, un pueblo atemorizado que aceptará todo lo que le ordenen haciéndole creer que de ello depende salir de la crisis. Mientras tanto esa minoría que acapara la riqueza de este planeta lo que hace es someter más y más al pueblo a través del poder, pero sobre todo a través del poder que les otorga el sistema monetario que, por desgracia, está tan aceptado que nunca se cuestiona.
Y aquí dejo esta temática no sin recordar el título elegido para la misma. “La perversidad del sistema monetario”. No me costó mucho dar con él, la verdad.
Disfrutad del verano y no dejéis de reflexionar sobre esta temática, os permitirá ver con mayor claridad.
Muchas gracias por vuestra atención y… ¡hasta pronto!
