top of page

LO QUE HE APRENDIDO

A los diecisiete años un maestro de los de verdad me explicó que yo era un ser completo y que sólo conocía una parte de mí mismo. ¡Fíjate! toda la adolescencia luchando contra mis padres y creyendo que me estaba construyendo una fuerte personalidad, llena de ideales y de principios, de creencias poderosas, para descubrir que esto era limitador y que no me conocía en mis adentros...



Domingo, mi maestro de actuación, aseguraba que únicamente me veía a mí mismo como si fuera un pequeño trozo de una gran tarta y que ese “único” punto de vista no me permitiría comenzar una carrera de actor ya que tendría que interpretar personajes muy diferentes a mi limitada personalidad recién construida. ¡Y yo que pensaba que sería fácil eso de actuar…! Pese a todo, con mi primer profesor de teatro comencé un hermoso proceso que aún no ha finalizado. Aquel encuentro me impactó tanto que esa semilla fue floreciendo hasta el día de hoy…



Para comenzar, ese maestro consiguió que me enamorara de la interpretación con verdad escénica. No en vano era un argentino recién llegado a España (Madrid, 1977), doctor en Psiquiatría, experto en Gestalt y doctorado en teatro por la Universidad de Roma. Me enseñó que la actuación no era fingir ante una audiencia y repetir un texto, sino encontrar dentro de mí esa parte que no había explorado aún y conseguir expresarla con mi cuerpo y a través también de mis emociones. Pero…¿realmente no había explorado esa parte mía? ¿Era en realidad algo desconocido para mí? ¿O era algo que se había ido perdiendo con el paso de los años y la educación?



Mi vida de actor fue corta y pasé rápidamente a la enseñanza y a la dirección pero aún recuerdo las noches en que me “transformé”, en las que el personaje tuvo vida propia. Y llevo conmigo aún esa sensación de libertad que proporcionaba dejarse llevar por él. Y quise que esa sensación de autonomía se incorporara a mi vida cotidiana y me dediqué a hacer lo que sabía, es decir, a buscar dentro de mí lo que no encontraba fuera. Y sin buenas herramientas que me ayudaran llegué a interpretar muchos personajes en la vida real, pensando que era eso lo que tenía que hacer ya que era lo que sentía como ideal en un escenario. Y me volví a equivocar…



Muchos años más tarde, aproximadamente veinticinco, otro profesor en otra clase se colocó delante de mí y me dijo: “Crees que te conoces, pero te entiendes sólo en una pequeña parte, como si fueras el trozo de una gran tarta.  Y aquí has venido a conocer las otras partes, esas otras porciones, para llegar a ser quien deseas ser en el campo de las infinitas posibilidades”.

Este maestro de PNL, que reconectó dentro de mí, mágicamente,con mi profesor de actuación, dio un paso más en el arte de la auténtica transformación, para tener la oportunidad de  explorar mi profundo yo y terminar de aceptarme.

Óscar Durán-Yates es Actor-Coach & Trainer

“¡Y yo que pensaba que sería fácil eso de actuar…!”


Luis Dorrego, formador y terapeuta. Director de Expresión Entrenamiento Integral.

Responsable de sección: Óscar Durán-Yates 

¿Tienes algo que compartir?
¿Te gustaría ver a alguien en concreto en esta sección?



Escríbeme o sugiéreme a personas:  oscar.duran.yates@momentoamomento.org

Ya había asimilado que todos los personajes estaban en mí y que podía ser, no interpretar, todos los que mi imaginación y creatividad me permitieran. Que era como cuando era un niño, que “vivía” todos los personajes con los que crecí jugando. Y que esa sensación de libertad vivida en los escenarios no era más que ese recuerdo de la niñez donde todo era posible.



Allan, el brasileño, Dana, la polaca, Suravi, la croata, todos ellos mis maestros, y los demás compañeros de viaje en esta vida me han enseñado que cada día existe para poder conocerme más y poder convertirme en todos los personajes que he deseado vivir, ahora como adulto. Que mi único obstáculo hoy es, emocionalmente, el miedo y algunas heridas que el tiempo no va a borrar y con las que deseo hoy vivir en paz. Y no, no me conozco totalmente aún. Sé que vivo con mis limitaciones, que convivo con mis miedos y mis heridas y que eso me hace ser muy pleno.



Esta ha sido la verdadera transformación en mi vida:  de todos los personajes que he interpretado dentro y fuera del escenario, me quedo con lo que voy descubriendo y explorando de la tarta, mi tarta, mi ser completo, en su inmensidad infinita.

Y no es hasta ahora, en mi cincuentena, que me doy cuenta de que, como dijo Lao Tse, “cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser”.

bottom of page