top of page

EDITORIAL

 

"El reto más grande"

por Javier Galitó-Cava*

 

Hace muy poco me preguntaban cuál era el reto más grande con el que me encontraba a la hora de llevar mi programa de formación para Actores hacia adelante. Sin dudarlo ni un momento (siempre sigo mi primer impulso), contesté que, sin lugar a dudas, era cómo conservar la humildad del Actor.  Aunque se sorprendieron al escuchar mi respuesta, en cuestión de segundos, empezaron a asentir con la cabeza como comprendiendo de repente a qué me refería.
Dar clases de Técnica Meisner es un gran trabajo que requiere de mucha preparación y dedicación. Pero no hay ninguna herramienta que pueda ser “estudiada” que nos ayude realmente a hacer que un Actor comprenda la importancia de la humildad más que el comprenderlo nosotros mismos desde nuestra propia experiencia.
Siempre me he sentido orgulloso de la evolución de cada uno de mis Actores. Siempre apuesto por empujar a cada uno de ellos a que comprenda el tesoro único e intransferible que tiene para ofrecer al mundo a través de su trabajo. Es justo, y casi inevitable, que el Actor atraviese entonces una etapa de reconocimiento de esa evolución y de esos tesoros. El cómo superar esa etapa para encontrar el equilibrio entre orgullo y humildad es parte de un proceso mucho más personal que el Actor debe trabajar a través de otra herramienta, quizás la más fundamental, que aprendemos con la técnica Meisner: la escucha.



Hay quien dirá que uno no puede sentirse orgulloso y ser humilde a la vez. Al fin y al cabo, nos guste o no, vivimos en una sociedad claramente marcada por valores dogmáticos  en los que el orgullo se comprende como un “pecado”.
 

Pero el orgullo no tiene por qué ser soberbia sino un simple reconocimiento objetivo de los logros conseguidos a través de nuestra tenacidad y entrega al trabajo. Centrémonos pues en esos logros sin desmerecer el valor del resto de Artistas que, como nosotros, sigue luchando día a día para superarse y saltar listones cada día más altos.
Debemos saber exigir desde la humildad y no desde la arrogancia. De vez en cuando está muy bien mirar atrás para ver el camino recorrido y debemos hacerlo con una sonrisa abierta y amable al recordar que tuvimos que aprender a tortazos alguna que otra lección. Dejemos de lado las sonrisas congratulatorias que nos engañan e invitan a sentirnos superiores por haber aprendido algo que para muchos otros sigue siendo todavía un misterio.
Cada día aprendemos y cambiamos y, si queremos que el resto del mundo tome conciencia de la importancia de aprender y crecer debemos ser parte del ejemplo. Mi mentora, Rachael Adler y mi marido, Daniel Simons, son el mejor ejemplo con el que cuento en mi vida. Constantemente enseñándome con su sabiduría y siempre dispuestos y atentos a aprender de mí a cada paso.
Dijo Oscar Wilde que “Uno sabe más que lo que uno piensa, pero siempre mucho menos de lo que le gustaría.”

Editores: Joaquín Daniel y Romina Cocca 

Supervisión General:

Javier Galitó-Cava

*Profesor de Técnica Meisner, Actor y Director.

bottom of page